24 jul 2012

JORGE LEGORRETA, URBANISTA EN EL TEUTLI


Por: Manuel Garcés Jiménez*

“A Legorreta se le reconoce como uno de los urbanistas 
más relevantes en el país, estudioso de la expansión urbana 
y sus efectos en la población, el medio ambiente, 
la política y la economía”[1]

Es innegable que las obras trascendentales que tienden a mejorar la vida actual de la sociedad capitalina en aras de la supervivencia del hombre, y vivir con su entorno donde pueda apreciar y disfrutar de las montañas, montes, llanuras, lagos, lagunas y ríos,  fueron los temas de interés del arquitecto Jorge Legorreta quién los analizó y dedicó su vida de investigador para su pronta recuperación, así como la salvación de algunos de los ríos que atraviesan la ciudad a través del entubamiento con las toneladas de asfalto y concreto para su reforzamiento. Al respecto, afirmaba el urbanista que a pesar de todo lo que implica la enorme situación de una ciudad como la nuestra, se podían recuperar algunos ríos como como el Río de la Magdalena.   
                        Fue en el poblado de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, cuando a finales del 2006 conocimos al arquitecto Jorge Legorreta durante una visita guiada organizada por el  cronista de San Luis Tlaxialtemalco e investigador de la zona chinampera, Sr. José Genovevo Pérez y Félix Venancio González de San Gregorio Atlapulco.

Ascendimos al cerro de la Malinche del citado poblado que se localiza en la parte alta del antiguo acueducto porfiriano, paralelo a la carretera Xochimilco-Oaxtepec, es ahí en las alturas donde vimos con interés (como escondido entre matorrales y enormes rocas) el pesado monolito conocido como Xilotepec. En aquella ocasión observamos algunas ofrendas con copal y mazorcas de maíz.

            Como resultado de aquella inolvidable visita, el arquitecto Legorreta  se interesó por ascender al emblemático volcán Teutli [2]. Motivados por tan interesante visita los cronistas de Milpa Alta nos organizamos con suficiente comida y agua para poder llegar a la cúspide.

            Llegó el día 13 del mes de marzo del 2007. A temprana hora ya estábamos dispuestos a iniciar el recorrido por la sinuosa y arenosa vereda que nos conduciría a lo más alto del volcán para poder disfrutar de la maravillosa vista que ofrece el sur del valle de Anáhuac. Durante la lenta caminata el arquitecto encontró en la arena unas llaves para automóvil. Al respecto se dirige a todos y nos pregunta: “¿De quién son estas llaves?” Nadie respondió, todos nos quedamos callados. “Bueno, si son de alguien aquí las tengo”.

            Continuamos el ascenso, y por fin llegamos en medio del helado y fuerte viento, pero a pesar de todo no impidió que disfrutáramos de la belleza que proporcionaba la altura. Llama la atención por ser un día despejado, se admiraban los gigantes volcanes; la iztáccihuatl con su eterno acompañante, el Popocatépetl, el imponente Tláloc que divide a los estados de México y Puebla, hacia el sur otro Tláloc que se localiza sobre la serranía del Chichinautzin que divide al Distrito Federal con Morelos, a lo lejos se percibe el Citlaltepetl, el Ajusco, el Teopayo y el Ayauquemetl, claro no podía escapar de nuestra vista el mitológico Xico, por su poca altura y enorme cráter que a lo lejos se asemeja a un ombligo, no es casual que en tiempos prehispánicos se le consideró el ombligo de la zona lacustre de los extintos lagos de Chalco y Texcoco.

            En cada uno de nosotros e invitados se reflejaba la emoción al escuchar la narración de los compañeros: historias, mitos, leyendas y experiencias relacionadas a la teogonía respecto del Teutli y sus alrededores. Recuerdo que el profesor Adán Caldiño hacía referencia sobre el ceremonial de los voladores del palo del volador en el centro del cráter, el profesor Raymundo Flores Melo se enfocó recordando al Yeteco (montículo pequeño), hijo del Teutli al ser despreciado por su madre la Iztaccíhuatl, narra la leyenda que el Teutli se hizo cargo de él. El profesor Gilberto Lozada se refirió a las leyendas que se cuentan de las cuevas, e hizo referencia de los vestigios de la existencia de una mojonera, punto trino de tres delegaciones; Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta.  Así sucesivamente, todos contentos y satisfechos escuchamos con detenimiento las pláticas de aquel singular lugar.

            Al descender del volcán, en las faldas, vemos como llegaba un taxi donde bajaba apresuradamente una familia de jóvenes y otra persona más, supimos después que era un cerrajero. Nos acercamos a ellos y fue cuando el arquitecto Jorge Legorreta se aproxima a la pareja y les dice sonriendo: “¿Me supongo que ustedes perdieron unas llaves de  automóvil?”. La pareja queda atónita, le quedan viendo sin chistar palabra alguna. Nuevamente el arquitecto se dirige a ellos metiendo la mano en la bolsa del pantalón y mostrando las llaves les dice; “¿Acaso son éstas las que buscan?” La joven mujer emocionada contesta con una sonrisa a flor de piel “¡Sí, son mis llaves! ¿Dónde las encontró?”, “allá arriba”. Todos los presentes nos reímos y aplaudimos. Las llaves llegaron oportunamente a su dueño.

            Caminamos algunos metros cuesta abajo y elegimos una explanada junto a un pedestal de una cruz de cemento de regular tamaño, ahí nos acomodamos y de inmediato salieron a relucir las canastas y bolsas con suculentos alimentos quienes compartimos con gusto ante el agotador cansancio en subir y bajar del monumental Teutli…

            Con el deceso del arquitecto Jorge Legorreta el pasado martes 17 de julio, deja un recuerdo imborrable a los milpaltenses. Recordamos cuando por cuatro años asistíamos anualmente los viernes por la noche a los estudios de Radio-Red al programa que conducía: “Para descubrir y disfrutar la Ciudad”, durante una hora se promocionaba e invitaba a la audiencia visitar la Semana Santa en el pueblo de San Antonio Tecómitl, asistían algunos actores de la obra y representantes de los neveros.

            Hace algún tiempo el arquitecto nos comentaba respecto a la construcción de la Línea 12 del metro (de Mixcoac al poblado de Tlaltenco, Tláhuac), se opuso rotundamente a su construcción hasta Tlaltenco, argumentando que con la “Línea Dorada” la mancha urbana crecería aceleradamente y desordenada hacia el sur de la ciudad, sobre todo en áreas verdes donde aún podemos observar los canales de agua conformando las vetustas chinampas, con los exuberantes plantíos con verduras, leguminosas, flores de ornato, maizales y árboles históricos como ahuejotes y ahuehuetes.

“Con la incontrolable y extensiva mancha urbana que se espera con los años todo esto tiende acabarse, quedaría en añoranza para las futuras generaciones de capitalinos y registrada para la historia de nuestra ciudad-capital”. Enfatizaba el arquitecto.
   
Notas:
             
*Presidente del Consejo de la Crónica de Milpa Alta 
[1] La Jornada, Sección Cultura, miércoles 18 de julio 2012.
[2] Comúnmente se escribe Teutli, pero los estudiosos del náhuatl comentan que lo correcto es Teuctli que tiene como significado “El gran Señor”.

Imagen: Jorge Legorreta charlando con Manuel Garcés y vecinos de San Antonio Tecómitl, antes de dar inicio a una emisión del programa de Radio "Para conocer y disfrutar la ciudad". 
        
              

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